Antoine Jean-Baptiste Thomas y el pueblo de Roma (1817-1818)

Como parecía a los ojos de principios del siglo XIX a  un francés, Roma? Caótica y ruidosa, por supuesto, pero también con muchos colores y sonidos, olores e incluso salpicado de pintorescos rostros anónimos y, al mismo tiempo, inconfundibles. Son los oficios  de la gente que animan las calles y plazas, junto con los rituales compartidos por la gente tanto por los nobles como por el clero, y repetidos como  las cuentas de un rosario durante todo el año, día tras día, para acentuar el tiempo y las estaciones .

Este calidoscopio de escenas cotidianas golpeó tanto el pintor Antoine Jean-Baptiste Thomas hasta empujarlo a hacer una serie de bocetos al natural, durante su estancia en Roma entre 1816 y 1818 como el ganador del  Prix de Rome de  la Academia de Francia. Sólo después de su regreso a Francia, estos documentos han sido seleccionados por el autor y organizados en 12 secciones que corresponden a los meses del año, con un texto explicativo para acompañar las imágenes. Fue más tarde, François Le Villain, quien eligió las litografías que convergieron en el libro Unan à Rome et dans ses envions, publicado por Firmin Didot por primera vez en 1823 y luego en 1830.